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Claudio Sáez, investigador CAPTA: “La desalación podría cambiar sideralmente la situación hídrica que enfrentamos”

Hoy existen un montón de estrategias y logísticas que se pueden implementar para que ese impacto prácticamente se lleve al mínimo”, señaló el profesor Sáez.

Nos estamos planteando la desalación como una solución debido a esta profunda megasequía en la que estamos sumidos, y que sabemos va a empeorar en el futuro. El cambio climático a uno de los lugares que está afectando más en el mundo es a Chile y lo que está haciendo es que básicamente se está proyectando el Desierto de Atacama hacía el sur. Esto quiere decir que si las precipitaciones ya están bajas, van a bajar aún más en el futuro. Entonces, necesita buscar alternativas no convencionales, entendiendo por no convencionales aquellas que generan un recurso de agua nuevo a través de la tecnología, que nos permita contrarrestar ese déficit de agua que vamos a tener, ya sea para el consumo humano, para la industria y para la agricultura”. Con este análisis comienza la entrevista Claudio Sáez, director del proyecto Portafolio 4 de CAPTA, centro de soluciones tecnológicas para la instalación sustentable y sostenible de plantas desaladoras en la zona norte y centro de Chile, unidad liderada por la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile, que cuenta con la participación de las universidades de Playa Ancha y de Atacama.

– ¿Por qué se mira a la desalación como una de las soluciones más plausibles para hacer frente a la crisis en Chile?

Porque somos un país costero. La desalación no está sujeta a los cambios estacionales, a las vicisitudes del tiempo, está ahí siempre disponible. La tecnología que más se utiliza ahora en el mundo es la desalación por osmosis inversa, que básicamente funciona succionando agua del mar, esta agua es filtrada, mandada a presión contra unas membranas, que se llaman membranas de osmosis inversa, y al otro lado de esas membranas pasa agua libre de sales, que es la que se utiliza para el consumo humano, para la agricultura, la industria o para lo que se necesite. Del otro lado de la membrana queda un exceso de sales, que queda mezclada en parte con agua de mar y se le llama salmuera. Esta salmuera se manda de nuevo al mar a través de un emisario submarino.

– ¿Y la devolución de esta salmuera al mar no genera algún tipo de problema al medioambiente marino?

El impacto por el que es criticada la desalación es por eso, por el descarte de esta salmuera al mar, pero hoy tenemos múltiples estrategias para eso. Mucha gente se plantea que una desaladora es similar a una termoeléctrica o una planta de refinería de petróleo, pero nada que ver. La salmuera es un agua de mar concentrada. Ahora, al ser más concentrada que el agua de mar es más densa que el agua de mar, y lo que hace es depositarse en el fondo del mar porque es más densa que el agua de mar circundante. Hoy existen un montón de estrategias y logísticas que se pueden implementar para que ese impacto prácticamente se lleve al mínimo. Por ejemplo, se puede instalar la descarga con una red de difusores tipo spray, hacer una difusión previa del vertido, de manera de poner la descarga en una zona bien expuesta a altas corrientes, de modo que esta salmuera se mezcle prácticamente al instante con el agua de mar, cosa de que los impactos sean bastante pequeños.

– Pensando que la crítica tiene que ver con efectos que han sido visibles para las comunidades, ¿Cómo se ha implementado este proceso hasta ahora en Chile?

Aquí en Chile nunca se ha gestionado de buena manera lo que son las descargas, en general se han ocupado más de la parte operativa que de la gestión de los impactos. Las descargas de salmuera aquí en Chile son en general descargas de una tubería, en las que va toda la salmuera concentrada, no tienen estas estrategias para disminuir el impacto sobre el ecosistema marino. Como hay un exceso de sales hay un estrés osmótico sobre los organismos marinos y eso puede ocasionar un impacto. Pero si tú implementas todas estas estrategias tecnológicas y logísticas puedes llevar el impacto prácticamente al mínimo. Siempre va haber algo de impacto, pero no se le puede comparar con otro tipo de industria, como una refinería, donde el impacto es mucho mayor. Para esto es muy importante la colaboración público-privada y la conexión con la academia, de manera que la academia pueda ayudar a proponer aquellas zonas más adecuadas, el lugar del vertido más adecuado, las condiciones perfectas desde el punto de vista tecnológico y de la disposición de las descargas, de manera de asegurarse que el impacto sea el mínimo posible. Si se implementan esas estrategias, de seguro los impactos los vamos a llevar prácticamente al mínimo, y esta mitología alrededor de que la desalación produce impactos muy grandes la vamos a desmitificar.

– Ustedes han hecho evaluaciones de los procesos de desalación en Chile. Hasta aquí, ¿Cómo observan que ha operado esta herramienta?

Nosotros hemos hecho evaluaciones ambientales de desaladoras que llevan operando desde 25 a 3 años y los impactos son observables: cambia la estructura de las comunidades que forman los ecosistemas donde están las descargas. Ahora, ¿se pueden considerar como ecosistemas contaminados? No. Impactados, sí. Porque el impacto se refiere a un aporte exógeno que produce un cambio en el ecosistema. Pero incluso a veces tú puedes encontrar en las descargas de desaladoras comunidades más diversas, porque hay organismos que les gusta el ambiente cargado de sales, pero es la estructura de la comunidad la que cambia porque hay organismos que son más sensibles, que no van a estar, y hay otros oportunistas que van a estar ahí. Ahora, no es lo mismo a una zona de descargas de una termoeléctrica o de una refinería de petróleo, que constituyen desiertos marinos, donde ya hay indicios de una contaminación severa. En estos casos no. Hay un impacto y hay un cambio en la estructura de las comunidades. Esos impactos se pueden reducir al mínimo, pero en ningún caso es una actividad industrial que produzca contaminación o un impacto significativamente negativo sobre el medioambiente.

El futuro de la desalación en Chile

– En nuestro país, ¿En qué lugares y para qué se utilizan principalmente las desaladoras?

Como el 95 por ciento del agua desalada va a la minera, el otro porcentaje va a consumo humano. Ahí hay algunos ejemplos como la desaladora de aguas de Antofagasta, que surte como el 90 por ciento del agua potable que se consume en Antofagasta. Ahora hay una nueva desaladora que empieza a operar en Caldera, y va a surtir de agua potable a Caldera y a Copiapó. Cada vez se está planteando la desalación más allá de la minería, y seguramente en el corto y mediano plazo ya se van a estar instalando desaladoras de magnitud para el consumo humano y la agricultura, que es otro tema en el que estamos trabajando nosotros, viabilizar desde el punto de vista económico y de la sustentabilidad ambiental la inclusión de la desalación como alternativa para ampliar la matriz hídrica.

– ¿Usted diría entonces que hoy deberíamos considerar la desalación como una herramienta ineludible para poder enfrentar la crisis hídrica más allá de uso industrial?

Aquí la idea es instalar la desalación para la agricultura, siempre pensando en la desalación como un complemento del sistema, afirma el investigador de CAPTA.

La desalación podría cambiar sideralmente la situación hídrica que enfrentamos. En estos momentos ya sabemos que los pozos, los embalses, van a ser insuficientes para las necesidades de consumo humano y agricultura, eso ya lo sabemos. Tenemos un déficit también en otra área, en la que también podríamos obtener recursos hídricos, que son las aguas residuales, eso es otra cosa. La desalación se levanta hoy como una de las primeras alternativas para poder surtir de agua potable, incluso para la agricultura. En otros países se usa. También hay otro mito ahí que tiene que ver con que la desalación, al ser un proceso un poco más caro que obtener agua de fuentes convencionales, no se podría utilizar para áreas como la agricultura. Pero hay muchos ejemplos en el mundo que nos muestran lo contrario: en España el 20 por ciento de la agricultura se riega por agua desalada.

– ¿Qué perspectivas existen de poder hacer algo similar en el país?

Aquí la idea es instalar la desalación para la agricultura, siempre pensando en la desalación como un complemento del sistema y no en que de aquí en adelante vamos a regar todo lo que tenemos que regar en agricultura con agua desalada. Sí que sea un complemento del sistema y tenemos un proyecto piloto, que es instalar un prototipo de desaladora -una desaladora modular-, y vamos a testear distintas condiciones de agua desalada para cultivo existente y emergente, considerando algunas hortalizas o plantas que pudieran tener un uso agrícola y que se pudiera adaptar mejor a las condiciones climáticas que vamos a tener en la zona. Con la desalación lo que tú puedes hacer es obtener agua a la carta, en términos de distintas condiciones de salinidad, y probar si esas condiciones de salinidad son óptimas para determinados tipos de cultivo, y de esa manera hacer más eficiente el uso de la energía en el proceso de desalinización. Todavía queda un trecho por recorrer, pero el mar lo tenemos y las tecnologías existen, solamente que tenemos que aplicarlas de buena manera para solucionar los problemas que tenemos, hacerlo viable económicamente y evitar que haya impactos ambientales significativos.

– ¿Dónde van a instalar este piloto?

En una comunidad de pequeños agricultores en la zona costera de Papudo. Ahí vamos a hacer los ensayos, vamos a instalar una desaladora modular y vamos a hacer distintos tipos de cultivos regados con agua desalada: cultivos de invernadero, hidropónicos y abiertos, y vamos a ver cuáles son las condiciones óptimas de desalación, porque hay especies que aguantan de buena manera altas salinidades, entonces, ahí no necesitas desalar tanto, y -por lo mismo- necesitas menos energía y puedes bajar los costos.

– En términos económicos, ¿El proceso de desalación es muy caro, requiere mucha tecnología, mucho recurso humano?

La desalación es un proceso más caro que obtener agua de fuentes convencionales, entendiendo como fuentes convencionales las que vienen directamente de precipitaciones. Pero hay un montón de estrategias de co-financiamiento público-privado, incluso de subsidios del sector privado, desaladoras multipropósitos que pueden hacer que los costos de desalación no pasen directamente al usuario, sino que sea un costo colaborativo entre las partes. De cualquier manera, las experiencias que se conocen en otras partes del mundo, por ejemplo en desalación para agricultura, incluso con subsidios bajos de parte del Estado, igual mantienen márgenes de ganancia en la producción, pero tiene que existir un trabajo conjunto entre la academia, el sector público y privado, de manera de encontrar los modelos de financiamiento más adecuados para que el costo íntegro de la desalación no llegue de manera completa al usuario, sino que sea un usuario de las distintas partes.

– El Gobierno saliente ya ha dicho que la desalación es una de las principales alternativas que se contemplan para hacer frente a la crisis hídrica. En adelante, ¿El Estado debiera hacer un esfuerzo para subsidiar este proceso?

Hace décadas que en Chile se implementa la desalación para la industria minera. En otras partes del mundo este proceso ocupa un rol relevante para el consumo humano y la agricultura.

Sí, pero los subsidios no tienen que venir necesariamente del estado. Los subsidios también tienen que venir del sector privado. Una minera se puede plantear perfectamente construir una desaladora y llegar a un acuerdo con la autoridad para co-administrar esa desaladora. Hay distintas estrategias de financiamiento que se utilizan en el mundo que se pueden ir adaptando para hacer viable la desalación en Chile, y que esos costos no pasen completamente al consumidor de agua o al pequeño agricultor.  

– Finalmente, ¿Por qué esta sería una mejor solución que otras para enfrentar la escasez hídrica en Chile?

El océano es una fuente que siempre está ahí, no está sujeto a los cambios estacionales. En el contexto nacional, según los otros tipos de alternativas que se han mencionado, como la carretera hídrica, que implica llevar agua desde ríos como el Maipo o más al sur, es pan para hoy y hambre para mañana. Muchos políticos o gente que no tiene conocimiento de esto dice que esa agua se pierde en el mar, y no es así. El agua que va por los ríos y termina en el mar cumple un montón de otras funciones ecosistémicas, como el transporte de sedimentos con que se llenan las playas, nutrientes y sustancias que son relevantes para la pesquería industrial y artesanal, son responsables también de servicios ecosistémicos asociados a turismo, etc. Aparte, la energía que necesitarías para bombear agua a esa distancia sería mucho más que lo que necesitas para instalar y operar una desaladora. Otra alternativa es a hacer pozos de roca fracturada a 200 o 300 metros de profundidad y empezar a sacar agua milenaria, que de todas maneras se va a acabar en algún momento. Así que la desalación es la solución más plausible y de más largo plazo que tenemos a la mano, y que sabemos que es inagotable, y gestionándolo bien puede ser rentable y de bajo impacto.

Contenido original Casa Central U. de Chile.

04-03-2022

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